07 noviembre 2005

BONANZA

1996: momentos de júbilo para este par de jinetes inseparables. Los triunfos electorales comienzan a manifestarse, y la rueda de la fortuna parece no detener su giro hasta la victoria final. Sin embargo, quien sería años después el primer mandatario argentino, ya comienza a exhibir algunos síntomas que posteriormente serían una constante: sus lagunas y cuelgues. En esta imagen ya se puede observar la preocupación de su entrañable e inseparable correligionario de aventuras, Guy Williams Olivera, tratando de apartar a Fernando De la Rúa de sus cada vez menos circunstanciales lapsus. Como telón de fondo, uno de los equinos, consecuente con su instinto de preservación, luce la resignación del animal que se dirige al precipicio.